Antes de las lluvias by Dinah Jefferies

Antes de las lluvias by Dinah Jefferies

autor:Dinah Jefferies [Jefferies, Dinah]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Psicológico, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2017-02-23T05:00:00+00:00


19

EL HUMOR DE Eliza cambió drásticamente tras su conversación con Laxmi. ¡Qué ingenua había sido al dejarse llevar por un romanticismo imposible! A partir de ahora, su relación con Jay debía ser estrictamente formal. Cuando se lo encontró al llegar a la entrada de su parte del edificio, se limitó a saludarlo con un brusco asentimiento de cabeza y subió con prisas las escaleras. No se paró a ver cómo reaccionaba y, una vez en su habitación, cerró la puerta con llave, mientras el corazón le golpeaba contra las costillas. Estaba sin aliento, aunque no había venido corriendo, y, al pensar en lo sucedido, se dio cuenta de que, bajo la dignidad que encarnaba Laxmi, se escondía una voluntad de acero.

Puede que Laxmi tuviese razón. Tal vez lo mejor que podía hacer era dar por terminado el proyecto lo más rápidamente posible. Seis meses en Juraipur eran más que suficiente, y se marcharía para no volver a este castillo dejado de la mano de Dios. Dottie estaría de acuerdo, de eso no tenía ninguna duda. Tomaría algunas fotos más de la familia real y unas pocas en la ciudad vieja, aunque, por supuesto, tendría que usar la Sanderson.

De hecho, Clifford había organizado un pícnic a orillas del lago, a las afueras de la ciudad. Aprovecharía la ocasión para decirle que quería acelerar las cosas. Y en cuanto al proyecto de riego de Jay, tendría que seguir adelante sin su ayuda.

«Lo bueno nunca dura», susurró, pensando en cuando su madre y ella se fueron de la India para ir a vivir a la casita que les dejó James Langton en Gloucestershire. Eliza pensaba que este amigo de su madre quería tenerla allí, que se alegraría de que hubiese una niña en casa, pero pronto la enviaron a un internado de tercera y siempre había creído que lo hizo porque quería quitarla de en medio.

Al pensar en el pícnic de Clifford, le volvió a la mente otro recuerdo. Se acordó de lo que había pasado justo antes de que la enviaran al internado.

La única vez que James Langton acompañó a Eliza y Anna en una pequeña excursión, salieron a pasear por los campos inundados de luz mientras James cargaba con una cesta de pícnic. Fue a principios de primavera y Eliza se alegró de que, por una vez, el amigo de su madre las acompañara. Pero no le gustaron los pasteles de pollo que había hecho Anna y, cuando se sentó accidentalmente en una boñiga de vaca, Eliza se echó a reír. Langton la agarró por el codo, la hizo levantarse de la manta en la que estaba sentada y le dio una sonora bofetada. Por entonces debía de tener casi trece años y el episodio le resultó de lo más humillante. Volvió corriendo a casa, sin parar de llorar, y Anna regresó casi dos horas más tarde, con el pelo alborotado y los botones del vestido torcidos. Justo cuando Eliza necesitaba el amor y el consuelo de su madre, Anna se había puesto de parte de Langton.



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